Y ustedes, que opinan!

Aqui una artículo interesante (de la columna Lic. Leroux).

Víctima o victimario

P.- Josefina, te mando un saludo enorme. Desde hace tiempo he querido hacerte algunas preguntas, pero no me había atrevido.

Dice tu biografía que eres terapeuta no sólo en el ámbito sexual, sino que manejas también asuntos familiares. Lo voy a intentar (preguntarte), a ver si mis dudas proceden en tu espacio.

Josefina: cuando te "toca" nacer en una situación disfuncional, o cuando de repente en la vida te toca pasar por pérdidas, fracasos, problemas familiares, problemas de salud, sueños rotos, crisis económicas, abandono de padre, acoso sexual de un miembro de tu familia, rechazo de tíos al nacer, ser "hija ilegítima", y demás penurias que la verdad como que ya no me quiero ni acordar...

¿Cómo se debe reaccionar en la vida ante todo lo malo que nos pasa? Es decir, yo me he fijado que, cuando algo malo viene contra nosotros, la gente, la autoridad, e incluso la religión cristiana, se vuelcan más sobre las reacciones de la víctima, ¡en lugar de poner en su lugar a los victimarios!

Y no sólo la vida, también parece ser que "Dios" está más ocupado en lidiar con la víctima que con los victimarios. Fíjate, tan es así que, si no "perdonas" a tus victimarios, incluso la que se enferma eres tú (la víctima) de cosas como el cáncer, por el resentimiento guardado.

¿No es paradójico que a la víctima le vaya así de mal? Y también veo que al malo siempre le va bien, y al bueno siempre se lo "friega" la vida.

La autoridad, por ejemplo, lleva a la cárcel a la víctima que toma venganza de su situación, y los victimarios siempre salen libres "bajo fianza" o "por falta de pruebas".

Tan cierto es que los mismos japoneses dicen que "la venganza es un plato que se come frío", porque la víctima termina por irle peor si toma venganza por su propia mano.

Yo veo muchas cosas. He visto que a la gente que toma venganza le va súper mal e incluso termina por arruinar su vida y a veces hasta es detenida, aun y cuando tienen la razón en defenderse.

El victimario, en cambio, sale siempre librado, le va súper bien. En mi caso, las mismas iglesias que he visitado me han dicho que debo perdonar (se van contra mí, no contra las personas que me dañaron) y que la venganza "viene de Dios".

Total, terminas por hacer miles de ejercicios del perdón y hasta sientes que Dios te trata de la fregada porque batallas para perdonar (leer parábola de los talentos)..., pero jamás he visto que a los victimarios alguien les haga o les diga algo.

¿Será que la Tierra es un lugar para la gente que hace el mal? Como terapeuta objetiva que eres, ¿te has fijado en esto? ¿Alguna vez te has sentido así? Disculpa mis inquietudes. Sólo que esta vida es muy rara para mí.

R.- El problema es que nos enseñaron una ética infantil. Si te portas bien, nos dijeron, recibirás un premio.

Pero dónde están y quiénes son los encargados de premiar a los buenos. La sociedad, los padres, frecuentemente hacen lo contrario y el peor portado sale ganando.

Las leyes tampoco parecen castigar a la delincuencia y algunos procuradores de justicia se hacen cómplices del crimen. Y en verdad, los honestos salen perdiendo.

Practicar la bondad es una decisión responsable en la madurez. No importan las consecuencias ni los reconocimientos.

Si por resultados nos guiamos, es común lo que ya mencionaba el Marqués de Sade en "Justine" y "Juliette" hace dos siglos. La virtuosa Justine sufrió toda clase de penurias, en cambio la libertina de Juliette gozó siempre.

Además de su comportamiento moral, se atraviesan actitudes de personas o personajes "buenos" o "malos" que esclavizan a unos y liberan a otros.

La dependencia o independencia a los demás. Las personas dependientes son seguidoras de normas, se posponen por respeto. En cambio las transgresoras son egoístas, se complacen y parece que pueden ser más felices.

A veces las víctimas son débiles y no pueden reponerse, es más fácil entonces culpar a los "malos" de sus problemas que responsabilizarse y disponerse a solucionarlos, dejando el infortunio en el pasado.

Pero también tiene Dios el victimario y a su vez pide perdón a su manera. Y también sufre del fuego eterno en vida, de sus culpas, aunque su víacrucis es mucho menos público que el de las víctimas.

El énfasis del perdón, nuevo desde la psicología, no es cuestión moral sino de salud mental. El proceso se encamina a dejar esa dependencia hacia el victimario.

Precisamente el perdón es la llave para romper la cadena, pero el principal beneficiado en este acto es la misma víctima que tira el veneno.

No hay buenos y malos completamente. Todas las personalidades son virtuosas y viciosas, todas tienen aspectos maravillosos, pero también sombras.

Los victimarios han sido víctimas la mayoría de las veces. Y muchas víctimas serán victimarias si se impregnan de odio, si no perdonan.

Si más buenas personas optan por el mal por falta de recompensas, seguiremos hundidos en la desconfianza y el miedo, tendremos que huir o escondernos de todos, potenciales tramposos y criminales. Nos aniquilaremos.